¿Cómo podría empezar esta carta?
No lo sé , quizás tú pudieras ayudarme si estuvieras aquí, a mi lado. Pero , no es así.
Ni si quiera fui capaz de reclamarte nada, ni a penas de suplicarte cuando cruzaste esa puerta llevándote todo aquello con lo que habíamos soñado.
Todos nuestros anhelos, nuestras esperanzas, se marchaban en tu pequeño petate a combatir en una guerra en la que ni supimos quién luchaba, ni por qué.
Perdóname porque ya no sé por qué te sigo escribiendo, o si lo hice, o si lo seguiré haciendo.
¿Es esta la forma en la que nos amamos? ¿Cómo si fuera para siempre?... Pero, después separamos nuestras vidas como se separan los pétalos de una margarita…sí, no, sí, no… buscando las respuestas.
No entiendo por qué, pero, por más que pasa el tiempo más me cuesta recordarte. O puede que aún no haya pasado el tiempo, que esto no sea real, tan solo sea una pesadilla, absurda. Pero, al fin y al cabo, una horrible pesadilla.
Solo quiero saber que estás bien. Que volverás pronto a casa. Que esto se acabará. Que tus manos volverán a entrelazarse con las mías y volveremos a reír sin causa, a ver otro amanecer desde la playa.
Pero, pasado el día, el atardecer ya no es lo mismo aquí, sin ti. Los rayos del Sol alargan las sombras de la soledad y se funden con las cortinas. Cierro los ojos, imaginándote…
Y ahí estoy yo, en una sala tristemente antigua. Parece el cinematógrafo al que solías llevarme. Con la entrada entre mis dedos. Se acerca alguien con una linterna, es el acomodador. Me lleva hasta mi butaca de madera y empieza la película. Y siempre es la misma, las mismas escenas, los mismos personajes y la misma trama…
Ahí estamos tú y yo: el último beso, la última caricia. Pero mantengo la esperanza de que no sea así, de que la acción no se detenga, que no ardan los fotogramas, y esta vez estemos los dos muy juntos, en nuestros asientos de la fila diez, abrazados, viendo la proyección de nuestra vida, con otros personajes, con otro guión, sin un final triste, sin final al fin, sin créditos, sin ‘The End’.
Siempre, para siempre y por siempre: TUYA.
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