Cuando era pequeña me gustaba jugar con mis muñecas. Todos los días sacaba aquella cajita de cartón, que simulaba ser la casa, con su cocina, la habitación del bebe, la habitación de mama y papa, el baño...en ella cabía lo inimaginable.
Solía jugar, siempre con la muñeca de mama, que hacía la comida, jugaba con los niños,etc.
El muñeco de papa, en cambio, como cada mañana daba un beso a la muñeca mama y se iba al trabajo. Para mi el muñeco de papa no tenía gran significado.
Pero una tarde lo cambió todo, cuando papa, mi papa murió, era otoño y todo lo cambió.
Saqué como siempre mi caja de muñecas pero esta vez, algo en mi había cambiado, cerré la caja para siempre como el que tira la llave al mar.
Nunca presté mucha atención al muñeco de papa, nunca tuvo una gran función en aquel teatro que simulaba ser la vida, pero cuando se ausentó de mi vida, me dí cuenta de que era todo lo que más quería.
Aquel juego dejó de tener ningún sentido para mi.
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