En ese oscuro jardín la voz se difumina, los sentimientos se evaporan al ritmo de los latidos de un corazón, las palabras pierden el sentido; la tinta de mi pluma, vaga entre el perfume de las rosas.

Y entre todas las rosas, ahí se encuentra la más singular, una rosa negra, que aprendió a ser diferente, a sobrevivir entre espinas y sin corona de laureles. Como un ifrit sin deseos para cumplir.

viernes, 5 de agosto de 2011

T.r.e.c.e

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No puedo negártelo, ya lose, es evidente, me he enamorado como una niña del cielo nocturno; no puedo negar que me apasiona su voz, que cuando me habla me estremezco…
Tampoco te contradigo si te digo que cada vez que me besa es como aquella noche lejanos del mundo los dos solos y no existe, ni existía nada ni nadie…Que siento algo en mi estómago, deben ser mariposas, cada vez que me roza con su mano...
O que cuando me hace reír olvido al mundo entero, pues solo es ÉL… Tan solo Él, mi vida…
Que me encanta cada milímetro de su piel, sus lunares, que me encanta acariciarle…y sus ojos, ¿Qué sería yo, sin sus ojos? Esos ojos que son azabache; y me abandono en ellos…hasta disipar todo el miedo.
Si, lose he extraviado los pasajes que tenían rumbo en el tren de la razón y he cogido el tren de la felicidad y quizás un poco de locura…
Por que le amo.

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