Te contaré una parte importante de mi.
Un día de un mes, no recuerdo si fue diciembre o mayo, la conocí.
Era una persona poco habladora, en parte extraña, pues no dejaba ver más allá de sus profundos ojos esmeralda. Pero algo dentro de ella me hacía sentir bien, quizás eran sus palabras o esos abrazos que eran tan imprevistos como agradecidos en esos momentos en los que todo se derrumbaba; pero ella estaba ahí para unir todas las piezas y volver a hacer una. Como los juguetes de lego que hay que encajar.
Era una persona poco habladora, en parte extraña, pues no dejaba ver más allá de sus profundos ojos esmeralda. Pero algo dentro de ella me hacía sentir bien, quizás eran sus palabras o esos abrazos que eran tan imprevistos como agradecidos en esos momentos en los que todo se derrumbaba; pero ella estaba ahí para unir todas las piezas y volver a hacer una. Como los juguetes de lego que hay que encajar.
Otro aspecto suyo era su curiosidad. Abrumadora.
Recuerdo el día me pregunto por mi extraña afición a coleccionar bolas de nieve. Ni si quiera supe que contestarla, ni si quiera lo sabía. Pero hoy sí puedo darla una respuesta.
He descubierto que me gustan las bolas de nieve por que cada una de ellas son mundos, pequeños mundos en los que aparentemente no ocurre nada, parecen bellos cada uno a manera. Pero al igual que las personas no sabemos que ocurre dentro de ellas.Cada uno es distinto y podemos mostrar apariencias. Pero eso es todo. APARIENCIAS.
Recuerdo el día me pregunto por mi extraña afición a coleccionar bolas de nieve. Ni si quiera supe que contestarla, ni si quiera lo sabía. Pero hoy sí puedo darla una respuesta.
He descubierto que me gustan las bolas de nieve por que cada una de ellas son mundos, pequeños mundos en los que aparentemente no ocurre nada, parecen bellos cada uno a manera. Pero al igual que las personas no sabemos que ocurre dentro de ellas.Cada uno es distinto y podemos mostrar apariencias. Pero eso es todo. APARIENCIAS.
No es necesario romper el cristal para comprender que la nieve es artificial. Sólo hay que detenerse a contemplar que la belleza que nos transmite es diferente a la que pretendemos ver en ella. No se trata de los elementos o de la época del año que represente, ni siquiera de sus colores o sus formas; lo único verdaderamente importante es lo que esa bola de nieve nos hace sentir. Y no necesitamos nada más para derribar cualquier barrera que quieran poner ante nosotros las apariencias, pues éstas no serán ya más que borrosas huellas en un camino que ya habremos dejado atrás. Y es que esta nieve no empaña mis cristales... (:
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