En ese oscuro jardín la voz se difumina, los sentimientos se evaporan al ritmo de los latidos de un corazón, las palabras pierden el sentido; la tinta de mi pluma, vaga entre el perfume de las rosas.

Y entre todas las rosas, ahí se encuentra la más singular, una rosa negra, que aprendió a ser diferente, a sobrevivir entre espinas y sin corona de laureles. Como un ifrit sin deseos para cumplir.

jueves, 30 de junio de 2011

Tan solo eso, cenizas


Siempre nos sentimos vivos hasta que de repente miramos a la muerte a los ojos, es en ese momento en el que nos damos cuenta de todo y de nada, de que somos cenizas...
A veces es alguien a quien queremos, que siempre estuvo junto a nosotros y sin saber bien como se fue sin dejarnos si quiera una despedida.
Otras ocasiones somos nosotros mismos, que estamos muertos en vida, ya no sentimos, no vivimos, perdimos el alma en aquel instante en el que TODO CAMBIO y se volvió lúgubre.
Aunque dicen que nunca mueres si alguien te recuerda…
 



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